¡Este apocalipsis berreta no se termina maaaas! Pero lo que sí se termina es el 2021, y con el final de este ciclo solar me encuentro nuevamente con la honorable responsabilidad de asignar los más prestigiosos galardones del multiverso: ¡los Nuntius de Oro! Este año tuvo algunas de las categorías más reñidas hasta ahora... y la entrada más extensa en la larga e ilustre historia de este galardón (?).
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Y fue así nomás que un día llegó el primero de enero del 2021... y todos descubrimos que esta cosa de la pandemia seguía para rato. Entrenados y dispuestos, ya teníamos armada la infraestructura para enfrentar el encierro a puro nerdismo, y así es que este año los Nuntius de Oro tuvieron más candidatos que nunca en sus principales categorías. Sin más preludios, despidamos esta bazofia de año repartiendo cráneos voladores a las muchas cositas bellas que mantuvieron a raya el horror desbordante.
BANDA DEL AÑO
Candidatos:Imagine Dragons, Rob Zombie, Hozier, Nobuo Uematsu, Mick Gordon
Ganador: Hozier
La competencia en esta categoría no ha estado tan reñida como en otros años, con un ganador que se hizo evidente desde temprano en el año. Si bien Uematsu hizo un fuerte retorno con su nostálgico Final Fantasy Guitar Collection, y Rob Zombie e Imagine Dragons musicalizaron varias horas de caminatas y ejercicios, el año fue clara e indiscutidamente de Hozier. Su breve discografía tiene temas enormes, entre los que destacan No Plan, Work Song, Cherry Wine y Angel of Small Death & The Codeine Scene y Wasteland, baby!. Obviamente tiene cosas criticables: sus performances en vivo sin post-producción son ...ehh... "poco impresionantes", y algunos de sus videos están muy cerca de aprovechar causas sociales legitimas pseudo-vinculándolas con letras que en realidad no tienen nada que ver con el tema (caso, el video que lo hizo famoso: Take me to Church). Pero bueno, en el proceso también visibiliza esas causas, y es innegable que las melodías, letras y canciones en versión "estudio" terminan teniendo una fuerza tremenda en su combinación de pop, rock, soul y gospel. Mick Gordon gana una "mención de honor" en esta categoría por la arrolladora banda sonora de DOOM (2016) y, en particular, por el nuevo clásico contemporáneo: BFG Division.
LECTURA DEL AÑO
Candidatos:Children of the Mind, Vigilar y Castigar, Tango en Devenir
Ganador: Vigilar y Castigar
Esta es otra categoría que no tuvo tanta competencia, pero más bien por falta de candidatos. De por si no fue un año de mucha lectura (algo que me gustaría modificar para el siguiente, ¡veremos!). Pero, principalmente, no fue un año de muchas lecturas significativas. Entre papers olvidables y libros académicos que terminaron generándome más frustración que otra cosa, hubo tres títulos que recordaré con afecto en años venideros. Tango en Devenir es la puesta por escrito de un proyecto político-pedagógico-artístico que vengo siguiendo muy de cerca hace un par de años, y que me parece de una potencia transformadora enorme (habiendo marcado, claramente, un antes y un después en mi vida personal). Children of the Mind es la cuarta y última parte de la Saga de Ender. Si bien el libro dista bastante de ser bueno-bueno, marcó el final de un proceso que comenzó en mi tierna infancia leyendo el libro original y descubriendo, generalmente por puro azar, la existencia de sus secuelas. Incluso ya de adulto, en la era de internet, me crucé con este libro en el Ejercito de Salvación sin saber de su existencia... e inmediatamente explicó por qué el final del tercer libro no parecía un final para la saga. El premio se lo lleva, sin embargo, Vigilar y Castigar. Leer este libro fue saldar otra deuda pendiente de hace muchos años y, además, tuve la suerte de hacerlo en el contexto de un grupo de lectura liderada por un experto de primer nivel. Si no es por el contenido del libro, al menos la experiencia colectiva de salir de mi zona de confort (académica) y aventurarme colectivamente a teorías y paradigmas nuevos marcó otro de esos bálsamos de sanidad en medio de la pandemia... incluso si rutinariamente me peleaba con el pelado que escribe.
PELÍCULA DEL AÑO
Candidatos:Soul, Blade Runner 2048, La Odisea de los Giles, Don't Look Up, Dune (2021)
Ganador: Soul
Este año vi algo así como 20 películas. Para alguien como yo, que está bastante alejado del séptimo arte, eso es un montón. Y es medio raro, porque creo que vi muchas películas buenas este año, pero creo que ninguna terminó siendo un ganador arrasador. La Odisea de los Giles tiene impacto por obvias razones y, si bien el desenlace es bastante fantasioso, resulta empoderador en un sentido bastante peculiar. Es de es escapismo mundano que a veces necesitamos para seguir adelante. Dune (en su versión del 2021) me pareció una producción audiovisual impresionante, y me basta con su estética para re-verla un par de veces. Fue mi primer acercamiento a la franquicia, así que no tengo mucha idea de cómo se compara con otras adaptaciones. Y, si bien es cierto que la película es lentísima y que nunca termina de "arrancar", igual disfruté muchísimo viéndola. Algo inverso me pasó con Don't Look Up, que se lleva la candidatura por lo mal que la pasé viéndola (literalmente teniendo que pararla un par de veces por la desesperación que me generaban algunas situaciones). Claramente la película me tocó una fibra y creo que comparto muchas de las frustraciones que se ponen en cámara. Sin embargo, Pixar se lleva un tibio Nuntius de Oro por la película Soul. Hubo mucho debate entre los Nerdicons acerca de que tan buena era esta película, con gente a la que le gustó mucho y gente que se quedó dormida. Nuevamente, es una película que me tocó una fibra muy personal y que disparó una serie de replanteos que siguen haciendo eco hasta hoy. Incluso si no es la mejor o más original producción cinematográfica del unvierso, se lleva un cráneo volador por el impacto emocional generado.
Ganador: Inauguración de la muestra 'Nuevas narrativas tangueras'
Si bien hubo un claro respiro de las medidas restrictivas y de la necesidad real de mantener el aislamiento durante la segunda mitad del año, este 2021 continué prestando atención (tal vez demasiada atención) a las medidas preventivas por la pandemia. Esto tuvo dos efectos concretos en lo que a "eventos" respecta: un obvio descenso en la cantidad, pero también una reapreciación de los aspectos más sutiles de encontrarse con gente amena. En este sentido, el "UBAPalooza" fue el primer concierto masivo al que pude asistir desde que comenzó la pandemia y (junto con alguna que otra milonga masiva, como "Argentina Florece Tango") tuvo ese gustito especial que tienen las grandes multitudes. Pero, en el contexto del distanciamiento, creo que los eventos más íntimos, más de re-encuentro con amistades añoradas, tuvieron un mayor peso y fueron más significativas. En esa línea, el Nerdfest 2021 sirvió como un calentamiento para lo que sería el triunfal re-encuentro físico, presencial, real posta-posta, de la "línea fundadora" de los Nerdicons. Si bien habíamos podido reunirnos por separado, hacía unos 20 meses que los cuatro no nos juntábamos a reírnos, abrazarnos, pasarnos el fernet y girar cartones. Sin embargo, como de hecho nos habíamos podido ver por separado, el Nuntius de Oro se lo lleva la inauguración de la muestra "Nuevas narrativas tangueras", una muestra de arte en la que pude re-encontrarme con amistades con las que prácticamente no había interactuado hacía esos mismos veinte meses. Además de la hermosa reunión y de las excelentes ilustraciones en muestra, se descorcharon vinos desde temprano, hubo tangos hasta entrada la noche, y más de una memorable charla con el mismísimo Tape Rubín.
LANZALLAMAS DEL AÑO
Candidatos: Mancubus (DOOM 2016), Flamethrower (Zombie Army 4), D-93 Incinerator (Battlefront 2), Flametrooper (Final Fantasy VII Remake)
Ganador: Flamethrower (Zombie Army 4)
Bueno, bueno, bueno… comencemos con las categorías importantes. Este año tuvo al menos cuatro contendientes para el Nuntius de Oro a “lanzallamas del año”. En un acto sin precedentes, dos de esos contendientes corresponden no a armas utilizables por nuestros valientes protagonistas…sino a ataques especiales de sus pusilánimes contrincantes. En particular, tanto el Mancubus de DOOM (2016) como el Flametrooper del Final Fantasy VII Remake se sumaron al igneo galardón con sus ataques flamígeros. El primero quedó rápidamente descalificado, en tanto su lanzallamas era un arma condicional, de muy poco alcance, visualmente decepcionante y de daño despreciable. Esto último también le jugó en contra al Flametrooper: si bien su chorro de napalm contaba con el alcance, fidelidad visual y hermoso despliegue al que nos tiene acostumbrados Shinra Corporation. . . también compartía el daño imperceptible que parecen hacer el resto de sus armas. Con lo cual el galardón pasó a disputarse estrictamente entre los lanzallamas empuñados por la resistencia anti-zombie-hitlerianos del Zombie Army 4 y el “iluminador antidisturbios” utilizado por la Nueva Orden Imperial en el Battlefront 2. Ahora bien, indudablemente la fidelidad visual que se disfrutaba hace mucho mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana, es claramente superior a las rudimentarias herramientas del revisionismo histórico anti-zombie. Sin embargo, y por mucho que me guste la idea de esparcir el fascismo espacial con un lanzallamas, el arma era un verdadero incordio de usar: me importa dos lunas de Endor si la “bola de fuego” que dispara esporádicamente cuando se le ocurre incrementa el daño o resulta útil para pegarle a enemigos escondidos, la experiencia de juego era la de estar usando el primer y único “lanzallamas con hipo” de toda la galaxia. En contraposición, el sencillo artefacto del Zombie Army 4 era un verdadero lujazo de usar, carbonizaba hordas y hordas de zombies nazis con extrema eficiencia y me generaba una sonrisa de oreja a oreja cada vez que lo encontraba (…incluso si su animación de disparo era tristemente similar a la del Contra HardCorps de SEGA Genesis).
ANTAGONISTA DEL AÑO
Candidatos: Poyk/Voyne en el recount de DPS, Zombie Hitler (Zombie Army 1-4) Lost Kin (Hollow Knight), Jules (Final Fantasy VII Remake), el iceberg que tiene la Alianza en el pecho (Faerlina, WoW Classic), el COVID inagotable, los referatos académicos.
Ganador: ZOMBIE HITLER
Si hubo algo que no faltó este año fueron antagonistas para repartir. Sería muy sencillo asignarle el Nuntius de Oro a los candidatos más obvios, como el insistente COVID o los inconformes referís de cuanto paper envíe en el 2021. Pero no dejemos que lo urgente nos haga olvidar lo importante: desde muy temprano en el año hubo un elfo nocturno compitiendo para ver quien de los dos les rompía más la cara a nuestros rivales. Y, si bien de su constante entrenamiento, pericia indiscutida y conocimiento extenso del juego fue de poca importancia frente a mi legítimo derecho de apretar un único botón todo el tiempo y aprovechar lo desbalanceado que está el mago, hay que reconocer que la competencia constante con Poyk/Voyne le metió picantez y diversión a una infinidad de mazmorras y quests. En cambio, lo que le metió demasiada picantez fue la insoportable superioridad numérica que tenía la Horda en el servidor Faerlina de WoW Classic. Peleas constantes, ganks adentro de la capital humana, trifulcas para realizar el más básico contenido… ¡y la condenada Alianza haciendo como si nada cada vez que la horda atacaba! ¿Para qué te metés en un servidor PvP en un MMORPG basado en facciones, si después no te comés el flash de ir a ayudar a tu facción cuando lo necesita? Originalmente iba a poner a la Horda en esta lista, pero después noté que el verdadero enemigo siempre fue la fábrica de rolitos que tienen los Alianzas en el pecho. Por otro lado, hubo dos oponentes que resultaron igual de frustrantes pero que, a diferencia de la Horda/Alianza, mostraron un nivel de habilidad que ameritó el más auténtico de mis respetos. Por un lado, el Lost Kin de Hollow Knight, un enemigo que se ganó un lugar en mi panteón de bosses legendarios tras partirme la cara más de 60 veces (...posta). El segundo no podía ser otro que el verdadero boss final del Final Fantasy VII Remake, JULES, y su condenada (¡y claramente arreglada!) competencia de sentadilla, “BUAHAHAH!”. Pero el Nuntius de Oro tiene que ir a la más aterradora y preocupante amenaza que este mundo haya conocido. Un antagonista tan, pero tan terrible, que hizo falta pasar 4 juegos distintos para poder derrotarlo...de momento. Una combinación oscura de nigromancia, fascismo, reduccionismo científico entendido como el orto, y delirios místicos de superioridad racial. Una de las pocas figuras históricas a las que literalmente podes cagar a escopetazos sin que […casi] nadie se ofenda, ¡pero recargada con los poderes oscuros de ultratumba!. El único, el más temible, el implacable: ZOMBIE HITLER.
PARTIDA DEL AÑO
Candidatos:Puente de Priathor 2v3 (Warcraft 2 – Nerdfest),
Asedio al Palacio del Hutt (Battlefront 2), La Batalla por el Portal Oscuro
(WoW Classic), Blackrock Depths con TITANES del Wipe (WoW Classic), “PreRelease”
Kaldheim (MTG Arena), Neko-Steal (LoL)
Ganador: La Batalla por el Portal Oscuro (WoW
Classic)
Otra cosa que no faltó este año fue gaming, y entre tantos mundos, batallas e historias, tampoco faltaron partidas realmente memorables. Escribiendo esto me doy cuenta de que debería hacer pequeñas entradas para cada una de ellas, un anecdotario para esos momentos alegres que no deberían ser devorados por el olvido. La primera ocurrió el 10 de abril, durante el Nerdfest 2021. Cinco comandantes volvieron a Priathor para librar una batalla. Hordas de guerreros se batieron a muerte en el (ahora reconstruido) puente helado que lleva a la ciudad amurallada y, si bien mi bando tenía la inferioridad numérica, ¡conseguimos ganar ambos asaltos! (...tal vez un poco ayudados porque dos de nuestros rivales no estaban tan familirizados con el juego xD). Hacia el final de ese abril, mi comandante aliado (Jul/Threepwood) y yo fuimos reclutados por el honorable Imperio Galáctico para defender el palacio de un exitoso empresario Hutt de una banda de violentos insurgentes. Los subversivos atacaron con feroz velocidad y conquistaron casi todos los puntos del palacio en pocos minutos… pero junto a Jul (…y otros dos flacos que estaban de decorado) resistimos heroicamente en el último bastión del palacio durante la partida de Battlefront más larga de la historia. Así, habiéndome cargado 222 bots rebeldes (con un absurdo kill-streak de 113), y gracias a la honorable fuerza y los aún más honorables detonadores térmicos, conseguimos aguantar hasta que llegaron las fuerzas del orden para proteger el patrimonio del Señor Jabba. Algo similar ocurrió el 3 de octubre, en una inolvidable partida de League of Legends, en la que los TITANESdelWipe (junto a Jul, nuevamente) estábamos perdiendo como en la mismísima guerra… hasta que el genio absoluto de Neko/ShosyuuSha leyó el mapa como un campeón, predijo la actividad del enemigo, le robó Baron, los llevó al río donde serían golpeados por la ola y burbuja de mi Nami, exterminados por Henry, Poyk/Zino y Jul/Glorfinndel, y perderían todas sus torres antes de respawnear. En la screenshot de abajo se ve el momento justo en que se rompe su corazón, y la abrumadora ventaja (en kills, niveles y torres) que tenían antes de la derrota que aún debe acecharlos en sueños.
Otras partidas resultaron memorables por motivos diferentes. La primera que destaca es la serie de partidas que conformaron el “PreRelease” digital de Kaldheim. Uno de mis berretines pre-pandémicos era mandarme a uno de estos torneos de Magic cada tanto, y obviamente que eso se cortó con todo el aislamiento. Poder prepararme, participar, ¡y ganar! un evento sellado de lanzamiento en el contexto de la pandemia estuvo genial, tuvo cierto roleo planeswalkero alrededor y marcó el principio de mi juego con la captura y edición de video. Otra “partida” que resultaría inolvidable sería el asalto de las Profundidades de Rocanegra que tuvo lugar el 14 de mayo, y que daría origen oficial al nombre TITANESdelWipe. Poyk, Henry/Airissu, Neko y yo nos aventuramos a una extensa mazmorra que (para ese momento de WoW Classic) era básicamente end-game y nos superaba un poco en nivel, ¡pero no era problema! Solíamos enfrentar desafíos como tales y tan solo necesitábamos un DPS para completar el grupo. Poco sabríamos que tendríamos cuatro…lo mejorcito que <TITANES> tenía para ofrecer. En sucesivo orden de aparición, ellos fueron: Barveytuz, un druida que estuvo en autofollow (y sin atacar) hasta subir de nivel y desconectarse. Landyover, el mago gnomo que tardó 20 minutos de reloj en llegar al dungeon, se paró frente al General Angerforge, no tiró ningún hechizo y se desconectó después que nosotros cuatro lo matáramos milagrosamente. Stanys, el supuesto druida nivel 60 que en realidad era un paladín retribución que insistía en tankear a pesar de nunca haberlo hecho y de que Neko ya ocupaba ese rol. Y, por último, pero sin dudas la mejor de todas, ¡Megel! La warlock que llegó a la última mazmorra del juego sin la mitad del equipo porque “pagué oro para boostear el personaje” (…y supongo que asumió que nosotros se lo boosteabamos gratis). Obviamente que terminamos todos muertos (¡aunque inexplicablemente llegamos hasta Golem Lord Argelmarch siendo esencialmente 4!). Pero no creo que el Discord haya vuelto a llenarse de tantas risotadas como entonces.
Sin embargo, el indudable ganador del Nuntius de Oro a “partida” del año se lo gana la jornada de batallas, arengas, emoción y servers caídos que tuvo lugar el 1 de Julio, marcando la reapertura del Portal Oscuro y el comienzo de Burning Crusade Classic. En el blog hay algo escrito en otra entrada, pero realmente creo que el siguiente video (y el cariño rolero con el que está hecho) transmite la emoción y diversión de toda la secuencia.
VIDEOJUEGO DEL AÑO
Candidatos:DOOM (2016), Zombie Army 4,
Overcooked 2, Hollow Knight, Horizon Chase Turbo, Final Fantasy 7 Remake, Final
Fantasy VI (GBA-“Restored”), World of Warcraft Classic.
Ganador: ????
Este año fue por lejos el año de gaming más intenso en mi memoria reciente. Creo haber jugado unos 17 juegos (o 19, si se cuenta el Zombie Army Trilogy como 3 juegos distintos) en lo que va del año, lo cual no suena a tanto hasta que se considera que uno de ellos, el World of Warcraft Classic, consumió casi la totalidad de mi tiempo de ocio durante unos 8 meses. Si el premio se asignara al “juego más jugado del año”, el WoW Classic se lo llevaría por afano. Pero, como se menciona enotrasentradas, mi relación con el juego fue bastante agridulce desde bastante temprano, se terminó volviendo un trabajo y (horribles revelaciones mediante) dejando un sabor de boca bastante amargo. En el polo opuesto está el Zombie Army 4, que claramente se ganaría el premio al “placer culposo del año” y marcó (un tanto anacrónicamente, pero pff) el enfrentamiento inicial contra el Antagonista del Año. El Final Fantasy 6 era una deuda pendiente para un fanático de la saga como yo (y para un fanático del FFVII en particular, ¡que tanto le debe!) La narrativa en la segunda parte del juego me pareció muy bien lograda y de un tono muchísimo más crudo y severo del que suele verse en la saga, que no me dejó soltarlo hasta terminarlo. Por último, hay que destacar la fuerte presencia de los juegos indie este año. El Horizon Chase Turbo es uno de esos juegos por los que no das dos mangos. Tanto no das dos mangos, que originalmente me bajé la demo para boludear… y, como si tuviese 10 años de nuevo, me pasé horas y horas y horas jugando al mismo puñado de pistas hasta decidirme a adquirir el juego completo. El Hollow Knight tiene una estética increíble y muy original, una música sutil pero que cala perfecta en cada escenario, una narrativa super minimalista que te hace seguir jugando y el mejor gameplay metroidvania que jugué en bocha de tiempo. Por otro lado, el Overcooked 2 marcó horas y horas y horas de malentendidos, puteadas, risotadas, completa falta de coordinación, sorprende maestría de coordinación, y cocinas prendidas fuego. La estética y originalidad de un juego que básicamente no tiene género nos voló la cabeza, y (de la mano de Jul) nos hizo poner a Team17 en nuestro mapa de developers y publishers para prestar atención. Durante varios meses fue el candidato principal al Nuntius de Oro 2021, pero entonces…
Ya, ya...puedo sentir a Daveron evocando una bola de fuego en mi dirección. Hubo dos juegos que se alzan por encima de todo lo demás, el DOOM (2016) y el Final Fantasy VII Remake. Ambos tienen una sorprende cantidad de cosas en común y bien podría decirse que consiguen un empate técnico por el Nuntius de Oro. Los dos marcan un retorno a dos de los principales juegos que marcaron mi infancia, definieron mi gusto por este hobby, me acercaron amistades y dejaron hermosos recuerdos. También ambos consiguen, con sorprendente efectividad, actualizar las mecánicas y presentación original de sus contrapartes tradicionales, no solo sin perder la esencia que los caracterizaba…sino incluso alcanzando una nueva y mejorada expresión de la misma. Ambos también gozan de una estética impresionante, que en más de un momento me hizo quedarme boquiaberito y que sumaba muchísimo a la inmersión y narrativa del juego. La música en ambos juegos también es increíble, aportando nuevos clásicos como el ya mencionado BFG Division y la implícitamente mencionada Jessie’s Theme (nueva banda sonora de mis tardes de estudio). Pero, principalmente, ambos reinventan sus mecánicas originales de una forma increíble y, sobre todo, divertida. Cada pelea del FFVII Remake parece algo sacado directamente de Advent Children, mientras el DOOM (2016) realmente marca un antes y un después en la evolución mecánica de un género tan monótono como los FPS. Otro aspecto que comparten es la increíble narrativa que ambos juegos tienen. En esto, sin embargo, el punto clara y predeciblemente se lo lleva el FFVII Remake. El juego consigue hacer algo, a priori, imposible: volver a contar una historia, igual pero distinto, dejando espacio para cosas nuevas y conseguir que le guste a todo el mundo. ¡Y a todo el mundo le gustó! Sin embargo, el FFVII Remake peca e algo que su rival, DOOM, no comete: el relleno. El juego está absurdamente estirado con sidequests que muchas veces no tienen ningún sentido y quiebran el flujo narrativo del juego. Lo hubiesen hecho más corto y ya. ¡Como el DOOM! Aunque, cabe destacar que, incluso siendo más corto, el DOOM se vuelve repetitivo mucho antes que el FFVII Remake. Hasta aquí, el empate técnico que viene carcomiéndome la cabeza hace un par de semanas: el FFVII Remake es el juego más desarrollado, pero el DOOM es el juego mejor ejecutado…. hasta que llegas al final. En su último momento de gracia, el DOOM pierde casi toda la fuerza que acumuló durante su campaña, con un par de niveles olvidables y un boss final medio “meh”. Incluso si el Dr. Hyden nos regala un buen reveal al final del juego, nada se compara con el increíble acto final del Final Fantasy VII Remake… una serie de secuencias claramente hechas para los fanáticos y que nos ha dejado a Daveron y a mí con emocionante expectativa de lo que vendrá. Así que pueden aflojar con la piromancia y descargar sus hechizos de evocación, porque ¡el Nuntius de Oro 2021 a Videojuego del Año va para el FINAL FANTASY VII REMAKE!
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